VILLAS DE BARCINO

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Fuera de las murallas se extendía el territorio eminentemente rural,el ager,donde estaban las villae (villas),los asentamientos de producción agrícola. A pesar de los escasos restos arqueológicos documentados,la orientación de los muros que se conservan muestra una vinculación entre la disposición de las villas,la red viaria de la colonia y la trama centuriada (la centuriación era la división del terreno que rodeaba las ciudades romanas en parcelas cuadradas de unas 50 hectáreas). El hecho de que estos elementos estén relacionados denota una fuerte organización del territorio,en el que la justa medida se convertía en el engranaje básico para garantizar un buen funcionamiento. Así se refleja en el principio establecido por Columela (Lucius Junius Moderatus Columela; escritor romano nacido en Gades en el siglo I) en «De rustica»,según el cual no debía adquirirse más tierra de la que los propios medios permitiesen cultivar:»Admirar si queréis una gran finca,pero cultivad solamente una pequeña».

VILLA DE LA SAGRERA.

En las villas había una parte residencial y una parte rústica. La primera tenía una disposición similar a la de las domus,con los espacios organizados alrededor de un patio central. En la parte rústica había espacios para la producción y el almacenaje de productos agrícolas y era habitual encontrar depósitos y prensas de vino y de aceite.

RECREACIÓN DE LA VILLA DE LA SAGRERA.

Los trabajos arqueológicos realizados en Can Cortada han permitido determinar que la villa estuvo en uso desde la mitad del siglo I hasta finales del siglo VI. Aunque se desconoce su estructura exacta,las excavaciones llevadas a cabo en una extensión de unos 2000 metros cuadrados han evidenciado la existencia de una zona privada,donde destacan restos escultóricos y de teselas (mostrando la riqueza y el prestigio de sus propietarios),y de una zona rúatica,con restos de prensas,silos,depósitos y una gran cisterna de agua.

Asegurar la producción de vino era fundamental para los romanos,ya que lo consideraban un alimento sagrado. Se tomaba a diario y en grandes cantidades,aunque siempre se mezclaba con agua. El vino se podía beber frío,tibio,caliente o aromatizado,según la costumbre de cada zona. En Barcino se le añadía miel y canela.

Para asegurar una buena añada,era necesario cuidar mucho todos los procesos de producción del vino: desde la cosecha y el prensado hasta la fermentación,la clarificación y la aromatización. Todo empezaba con la vendimia,un acontecimiento fundamental en las villae vinícolas romanas.

Los propietarios de las villas acostumbraban a ser patricios que tenían un gran número de trabajadores a su servicio,mayoritariamente esclavos. Todo el trabajo estaba organizado y dirigido por un capataz. Según Columela,al frente de una villa siempre había un villicus (vílico),que idealmente tenía que estar acompañado por una mujer,la villica (vílica).

La villica tenía que organizar y controlar todas las tareas domésticas,tenía que encargarse de que todos estuviesen bien alimentados y,muy especialmente,tenía que supervisar las tareas de los esclavos durante la vendimia. Además,antes de la cosecha se encargaba de preparar los cestos y de limpiar las herramientas y todos los espacios necesarios para la extracción del mosto,preparaba con cuidado las prensas y mantenía limpios los depósitos para la fermentación y los «dolios» para la aromatización. Durante la vendimia,para asegurar su éxito,llevaba a cabo los preparativos y los rituales a los dioses y no se separaba ni un momento de las prensas ni de la bodega,para garantizar que todo se hacía con mucha higiene.

A diferencia de la mujer que vivía en las domus urbanas,de la que se esperaba que actuase con timidez y delicadeza,la villica tenía que tener fuerza,salud y capacidad de organización. Sus cualidades quedan muy bien reflejadas en palabras de Columela en De re rustica:

«La villica debe ser joven,aunque no demasiado. También tiene que tener una salud robusta,porque si tiene robustez completa resistirá las vigilias y otros trabajos. No tiene que ser fea ni,al contrario,muy bonita: la fealdad excesiva asquearía al consorte y la belleza excesiva lo volvería desidioso».