CIUDADES PARALELAS

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Plutarco escribió medio centenar de biografías de personajes históricos agrupadas por parejas en las que comparaba un personaje griego con otro romano. Si hubiese escrito sobre ciudades,seguro que se habría fijado en Baetulo y Barcino (Badalona y Barcelona),fundadas en la provincia de Hispania,una de las más prósperas del imperio romano en el siglo I a.C.,que tuvieron una historia parecida a lo largo de los siglos y que ha continuado hasta nuestros días. A falta de Plutarco,dos arqueólogas que investigan los restos arqueológicos de estas dos ciudades desde hace años: Pepita Padrós en Baetulo y Julia Beltrán en Barcino,repasan la vida paralela de estos dos asentamientos milenarios.

Separadas por el río Besós y a 12 kilómetros de distancia,fueron fundadas con solo 70 años de diferencia,Baetulo en torno al año 80 a.C.,durante época republicana y Barcino alrededor del año 10 a.C.,ya en época imperial. Las dos obedecieron al mismo propósito de control del territorio por parte de Roma,la capital,a partir de centros administrativos y religiosos que implantaron nuevas pautas agrícolas,sobre todo del vino,y crearon nuevas redes viarias,que en muchos casos incluso han perdurado hasta nuestros días bajo nuestras calles.

Los agrimensores romanos buscaron sitios parecidos: sobre un pequeño montículo cercano al mar (la línea de costa ha cambiado mucho desde entonces) fundaron ex novo donde no había vivido nadie hasta entonces. Sus superficies son muy parecidas (aproximadamente entre 10 y 11 hectáreas). La diferencia salta a la vista al ver la planta: la orografía marcó la forma exterior,un rectángulo perfecto que se extiende en diferentes terrazas en Baetulo y un rectángulo con los ángulos biselados en el caso de Barcino. Los antiguos badaloneses fueron más respetuosos con las normas urbanísticas del momento y trazaron con precisión la cuadrícula heredada de los campamentos militares de las legiones,creando una modulación de las insulaes (manzanas) casi perfectas. Los primeros barceloneses,por el contrario,parecieron saltársela a la torera y sus insulae fueron mucho más irregulares. Lo que no respetaron en ambos casos fue la centralidad del forum,sino que dispusieron este espacio algo desplazado. Todo acabó rodeado por murallas,que tanto Padrós como Beltrán aseguran que tuvieron más de representación y delimitación de la superficie que de defensa.

Han sido localizados los templos que presidían el foro. En el caso de Barcino se conservan cuatro columnas completas sobre el podio mientras que en el caso de Baetulo es solo un muro. Por el contrario,en Badalona se han localizado los restos de un teatro,un edificio público construido a finales del siglo I con capacidad para 1.800 personas,que en Barcelona no ha aparecido. Para Padrós estamos ante el segundo teatro de Cataluña,tras el de Tarraco,aunque Beltrán no descarta que aparezca durante cualquier intervención arqueológica (existen indicios de donde se podría localizar). Es,sin duda,el gran momento de Baetulo con la construcción de la casa de Quinto Licinio,que pasa por encima de la muralla,con su bello jardín con una gran piscina y donde apareció la Tabula Hospitalis de bronce en la que queda patente la relación entre dos familias,la Licinia de Baetulo y la Minicia de Barcino.

La gran diferencia,sin embargo,viene en el ámbito privado. En Baetulo la mayoría de las viviendas son construcciones medianas o pequeñas,siempre con excepciones como las famosas Domus de los Delfines (llamada así por el bello mosaico con estos mamíferos) y la Domus de l’Heura. En el caso de Barcino,las siete domus excavadas han puesto de relieve que son menos las casas construidas,pero son de mayores dimensiones y muy ricamente decoradas,con mármoles,pinturas y mosaicos,sobre todo a partir de finales del siglo III y el IV,cuando las domus crecen y se dotan incluso de termas privadas.

Es también cuando en Barcino se construye un nuevo recinto amurallado que aprovecha el anterior,pero se corona con 78 torres. Estamos ante una ciudad en la que vive una élite poderosa y rica. Surge la necesidad de protegerla.

No es de extrañar que Paciano,el segundo obispo que tuvo la ciudad en el siglo IV,criticase que «viven en palacios de mármol,van encogidos de tanto oro como llevan encima,arrastran colas de seda,van pintados de carmín y,además,no faltan los jardines y lugares de reposo junto al mar,vinos exquisitos,banquetes espléndidos y un descanso para la vejez».

FUENTE: El País.

FOTOS: Internet.